By Javi Martín
Agaete Valley, Gran Canaria. Canary Islands, Spain.
"El municipio de Agaete es sin duda uno de los tesoros de la isla. En su valle, a las faldas de las crestas del pinar de Tamadaba, la naturaleza vibra ofreciendiendo un espectáculo sin igual. Hace aproximadamente diez años, y de pura casualidad, una mañana de esos domingos en los que conducía mi motocicleta sin rumbo y con el único ánimo de que la belleza de esta isla me sorprendiera, la cocina cósmica tuvo a bien que me cruzase con este espectacular enclave.
Se trata de mansión de estilo colonial del siglo XIX perteneciente a una afamada familia de Gran Canaria: los Manrique de Lara. En un punto de su historia tomaron la decisión de convertirla en una Hotel rural. Una transición más que una transformación, ya que la identidad que le insuflan los objetos familiares, permaneció intacta. Desde mi punto de vista este factor le otorga un encanto muy especial. Se trata de una deliciosa experiencia poder ser testigo de una parte de la historia de la isla que nos hace conectar con el 'voyeur' que todos llevamos dentro.
En cuanto al interior, un delicioso sentido estético que fusiona lo inglés con lo canario con un desenfado y la espontaneidad que solo es posible tras generaciones de buen gusto, son la guinda de regalo para los sentidos. Visten las paredes lienzos de pintores contemporáneos canarios, destacando obras de los artistas César Manrique, Pepe Dámaso o Manolo Ruiz.
Es un lugar donde se respira una tremenda paz. Se trata de un espacio con innumerables rincones que invitan al descanso, a la introspección, a la meditación, y a la comunión con la naturaleza. Es un lugar más orientado al turismo que al público local. Esto hace que en las mañanas este increíble enclave parezca vacío. La sensación es la de estar en tu propiedad.
Sus jardines autóctonos y su huerto son magníficos. Pasear por las colecciones de Cactus y extrañas especies de la flora isleña es todo un deleite. Árboles frutales, las emblemáticas flores de pascua, las tropicales eliconias y las huertas de naranjos, flanqueados por las sombras de las acacias y las palmeras reales. La piscina es otro de los monumentos de la casa. La tumbonas custodiadas por naranjos y con la imponente vista al Valle de Agaete son difíciles de olvidar.
Solo espero que este lugar nunca cambie. Para mi es toda una expresión de buen gusto y un espacio que invita a la creatividad y el juego. De forma recurrente vuelve el entusiasmo que me invade cuando de nuevo me siento anfitrión del lugar y tengo el placer de hacer descubrir este ensueño a mis allegados."
"The municipality of Agaete is without a doubt, one of the island's treasures. On its valley, at the skirt of the Tamadaba pinefield creeks, nature vibrates offering a show without equal. Approximately ten years ago by chance, on a Sunday morning I found myself driving my motorcycle without a destination, and with the only objective of having the beauty of the island surprise me, the cosmic kitchen had me come across this spectacular enclave.
Las Longueras is a colonial mansion from the XIX century, which belongs to a well known local family: Manrique Lara. At some point in history, they decided to turn the house into a rural hotel. A transition more than a transformation, due to the identity all of the family objects insufflate, has and that has remained untouched. From my point of view, this adds a very special charm. It is a delicious experience to be a witness of the history of the island, or at least of part of it, connecting with the 'voyeur' side we all have.
The interior denotes a delicious aesthetic sense which fuses English and Canarian in a casual and spontaneous way, only possible after three generations of good taste, topping this gift to the senses. It is a place where you can breathe peace. A space with multiple corners for resting, introspection and meditation in communion with nature. It is a place bound for tourism more that for the general public. This makes mornings at this incredible enclave apparently empty.
Its autochthonous species and vegetable garden are magnificent. Walking around the cactus collection and all the strange island flora is a pure delight. Fruit trees, the emblematic poinsettias, tropical heliconias and the orange tree grove, flanked by the acacias shade and royal palm trees. The swimming pool is another 'monument' of the house. The sun beds, and the orange trees overlooking the impressive view of the valley of Agaete, are hard to forget.
I only hope for this place to never change. For me, it is an expression of good taste as the space invites creativity and play. In a recurrent way the enthusiasm invades me when I feel a host of the place and I am able to discover this place with the people I feel close to."